domingo, 23 de agosto de 2009

Tokyo

Calor sofocante, húmedo; una ciudad inmensa, luces de neón por todas partes, también japoneses por todos lados, algunos muy modernos, otros con kimono (pocos pero no tan raros, al menos en verano). Esas son mis impresiones fundamentales de esta ciudad. Modernidad extraña, mezclada con mucha normalidad. Poco inglés y mucha inclinación de cabeza. Saludan efusivamente en los locales comerciales o de hostelería, pero en una lavandería nadie dice nada ni al entrar ni al salir.
Me gusta la ciudad porque soy muy urbanita pero no viviría aquí; demasiado raro. Los museos los dejo para otra ocasión. En las fotos, la bahía con el puente de Odaiba y una calle cualquiera en Shinjuku, el barrio con la estación más grande del mundo, en la que no nos hemos aclarado con las salidas después de 5 días de ir y venir (por lo visto hay unas 200 salidas diferentes).